HAZLO AUNQUE TE TIEMBLE LA VOZ.
Hay una puerta que muchos miran… pero pocos cruzan. No es una puerta elegante, ni está hecha de hierro. Está forjada de pensamientos. De “¿y si me sale mal?”, de “no estoy listo”, de “después lo intento”.
Esa puerta se llama miedo. Y el truco no es eliminarlo. El truco es caminar con él.
Porque esperar a no tener miedo es como esperar que el mar se quede quieto para lanzarse a nadar. No sucede. El miedo no desaparece. Se transforma en coraje… cuando tú te mueves.
La mente te susurra cuentos oscuros. Exagera. Te hace creer que no podrás, que el dolor será insoportable, que el rechazo te romperá. Pero todo eso… son sombras lanzadas por una linterna temblorosa. Cuando das el paso, las sombras se achican. Cuando actúas, el monstruo se revela como un pensamiento mal alimentado.
No se trata de ser imprudente. Se trata de darte cuenta de que el crecimiento siempre se encuentra al otro lado de una decisión incómoda. Y que la incomodidad es solo el idioma del alma despertando.
Tú no necesitas certeza absoluta. Necesitas moverte con valentía parcial. A veces con la voz temblando, con el corazón apretado, pero con el alma diciendo: hazlo igual.
Porque la libertad no llega cuando todo se alinea… sino cuando tú decides alinearte con lo que ya sabes que mereces.
Hazlo aunque tiemble tu voz.
Hazlo aunque tu mente grite.
Hazlo aunque no te sientas suficiente.
Hazlo… y descubrirás que lo era.
“Aunque el miedo te acompañe, cada paso hacia lo que amas es un acto de valentía.”

No hay comentarios:
Publicar un comentario